La papa es un tubérculo de temporada y casi irresistible para quien gusta de comer puré como acompañante en un exquisito plato, así como también una bebida un tanto extraña para muchos, pero ideal ante los problemas de gastritis.
La papa es originaria del
continente americano, pertenece a la familia Solanaceae y posee exquisitos
nutrientes y vitaminas como azufre, fósforo, magnesio, calcio, hierro, agua,
fécula, vitaminas A, B-1 y 2 así como también vitamina C y K.
Todo el contenido que alberga este tubérculo llega a nuestro cuerpo de manera más efectiva si la consumimos con cáscara ya sea asada, cocida para puré, en té o bien en una bebida puede ser acompañada de apio, hojas de lechuga o zanahorias.
Todo el contenido que alberga este tubérculo llega a nuestro cuerpo de manera más efectiva si la consumimos con cáscara ya sea asada, cocida para puré, en té o bien en una bebida puede ser acompañada de apio, hojas de lechuga o zanahorias.
La papa o patata ayuda en el tratamiento con problemas de hiperacidez, reumatismo, contrarresta el ácido úrico, es además reconstituyente muscular, tonifica el Sistema Nervioso y controla el nivel de azúcar, sobre todo cuando esta se consume en bebida y en ayuna.
Los beneficios van para niños y
adultos, aunque a los pequeños no es recomendable darles la papa cruda sino
únicamente asada, cocida y al horno con una pizca de sal.
En la parte estética, este
complemento alimentario ayuda con el drenaje de líquido en los ojos, para
reducir ojeras e irritaciones con solo poner una rodaja de papa con miel sobre
cada uno de los ojos.
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